
La vida no termina contigo,
otros vestidos bailarás,
con otros ojos has de mirar
con otro afán has de reír
y a otras horas has de esperar.
La pasión yace muerta en el suelo
justo en la esquina de un salón.
Como un pájaro mordido hasta la muerte
en silencio exhala su presencia;
sin olor, sin gritar, sin haber visto el sol,
sin haber caminado, sin haber soñado con volar,
sin haber tenido un nombre, sin haber reído
ni mirado tus ojos
pues te hubiese amado.
Y determinamos su muerte
y le condenamos al silencio...
¡Ay memoria que hieres mi talón!
Vileza de género;
todos los hombres
todas las mujeres;
coronas falsas
todo ascenso
todo brindis;
Asesinos
y no otra cosa.
He de sumergirme en aguas
y aun ahí no olvidaré.
¿ Qué sentido tiene ?
Dejaré tu pelo explotar
en mi pecho y me marcharé
herido de tu fruta boca...
Y no olvidaré.
Zarparé en un barco mar
adentro, siempre adentro
penetrando en mis océanos,
en mis venas, perdiendo la
cuenta de los soles...
Desde tu muerte hasta mis huesos
vertida la sangre frente a la luna
- todo lo que bebí de ti- la vergüenza
recibí por sello.
Mi nombre no dirás
Su sonido y el estruendo.
¡ Ay memoria que hieres mi talón !
Así como el sol yace inamovible;
la luna le temple;
el ciclo se cierra
y la muerte despierta.
Jc.
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