
Hace un año que te ví por vez primera.
Apenas llevabas minutos entre nosotros.
No pude sacar mis ojos de ti.
Me lo habías mostrado todo, enseñado todo...
Una lección que golpeó mi cabeza;
La paz sí existe.
El amor sí existe.
La esperanza sí existe.
El futuro sí existe.
El sentido sí existe.
El ciclo sí existe
Y tú eres el centro.
Vales la pena de pies a cabeza.
Vale la pena vivir y sudar cada
uno de tus días por ver una de tus risas,
uno de tus llantos, tus palabras, las primeras,
esas que otro idioma son... el más puro de los
lenguajes que expulsan tus ojos como rayos al sol
que aquí estás con tu mano abierta, que aquí yaces
seguro, que a nosotros has llegado e iluminado y
llenado y esperanzado y nos has devuelto la cordura,
roto las cadenas, tatuado la certeza que vale la pena
la vida entera.
¡Niño, la vida brota de ti!
¡Niño, eres mi héroe!
¡Niño, que gigante eres!
¡Niño, en tus ojos yace Dios!
¡Niño, en ti hay sentido!
Jc.
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