
Una isla de sí mismo.
Una muralla que protega.
Un castillo inexpugnable.
Una torre de nunca acabar.
Y desde ahí lanzarce...
Al vacío.
Al destino incierto.
En un camino de flores
que decides ignorar por
tu "propio bien" y dices:
Por mano propia.
Un último acto.
Una última mirada.
Y bajar el telón.
Subir el telón...
Y ya no estaría.
Me habría extinguido
de la tierra
del mar
del sol
de la luna
de tus besos
que imagino consciente
de su inexistencia;
Besar el aire...
En la isla de tu cuerpo.
En el silencio de la herida.
En el llanto disfrazado.
En el ansias que nunca pediste,
y sin embargo está aquí.
Contigo de la mano.
Chupándote la sangre.
Robándote las horas.
Tragándo los minutos y
esperando la respuesta
que de antemano y sin la
ayuda de oráculos ni brujas
ya sabes;
"La isla yace flotándo
en el centro justo del océano".
Y tú eres su dueño...
¡Eres la tierra entera
y no lo ves!
He ahí tus ojos ciegos.
Necios.
Cobardes.
Inapetentes...
No te digo nada mejor.
Jc.
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