viernes, 23 de octubre de 2009

Al autor


Sigue en lo mismo;
en la necedad.
Y no hay cómo encaminarlo.
¡Pobre huevón!
Y va muy en serio por que ésta vez
hasta te cagaron con quién sabe qué mierda.

¿Crees que Dios perdona a los estúpidos?
Porque lo tuyo no es hablar de una recaída,
no para nada, lo tuyo es permanente.
Por eso te lo digo; Huevón.

Al autor de la necedad
Al autor de la caída
Al autor del escalofrío
Al autor del cinismo
Y tantas otras estupideces.

¡Pobre huevón!
Te hace falta caer y morir,
ahí sí entenderías, ahí sí
cambiarías y al menos con el tiempo
pasarías a ser hierba sobre la tierra.

Jc.

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