sábado, 17 de octubre de 2009

Negra María.


¿Qué tiene ésta pócima de bueno?

Son las 20:45 PM y salgo de mi casa rumbo tres pasajes más abajo donde la negra.
La negra María vive con su hija, ocho perros y un hombre diez años menor que ella.
Es él quien mira por la ventana del bunker hechizo, pega un chiflido que hace ladrar a los perros que lo odian. La negra sale y dice: -¿Cuántos?-
- Una de cinco.- respondo yo. Entonces la negra me mira con cariño. ¡ Pero claro que lo hace si son cinco pesos que sirven para comprar comida o cualquier otra cosa! Y es que en esto de la transacción hay mucha ayuda mutua. Yo pienso; "La negra María me vende bueno así que le soy fiel. Me da buenas bolsas.
- Gracias.- Digo.
- Gracias a ud , mijito.- Me dice ella mientras me da la espalda. Esa espalda apagada, pesada y desconfiada. ¿ Le habrán pegado una puñalada en la espalda alguna vez?

Camino directo a la casa. Abro la puerta. Me sirvo un vaso de Cocacola y me dirijo a mi pieza con pasos cínicos. Olfateo la bolsa. ¡Sí tiene olor! La sacudo fuertemente para que nada se pierda en el momento de abrirla con mis dientes. La deposito sobre una carátula Cd. La toco suavemente con la llama del dedo índice y la llevo hasta la punta de mi lengua. ¡Ésta sí tiene sabor! y es que la negra María sabe cómo satisfacer al cliente. Es más amable que ejecutiva de banco. Y lo digo en serio, porque entre sudar en la fila de un banco para pagar, pagar y pagar, yo prefiero mil veces mirarle la cara a la negra María. Uno se siente más cooperativo. "Una mano lava la otra" y la mano de ningún bancario o empleador jamás ha lavado la mía. Y dudo seriamente que un día lo hagan. Sería como esperar que una vaca empolle un huevo.

Divido.
Apunto con la nariz.
Inhalo.
Exhalo el aire.
¡Que nada se vaya a caer!
Ya está adentro...

La porquería baja hasta mi garganta y la siento deslizarse como una culebra. ¿Pero será la negra María una culebra? yo sé que tiene hija. Una niña de lo más sabrosa, pero a veces anda con la mirada sumida en el miedo. ¿Le pega la negra María a la hija? ¿Y si le pega lo hace en su justa proporción así como los gramos que compra y divide para vender? ¿O la golpea con la fuerza del miedo al allanamiento?

La negra María tiene que tener ambas caras. Debe ser temerosa de la virgen; Que la virgen le cuide de los ratis, que la virgen le traiga clientela, que la virgen le libre de una mejicana. Y por otro lado debe estar lista para arañar la cara de los jotes. Esos palos con patas y caras chupadas que se esconden tras los arbustos. La negra María sabe que están ahí sin mirarlos siquiera porque los huele. Los presiente como los pájaros intuyen la tormenta. Entonces la negra María te mira con cuidado, como a punto de sacar una lanza y caer como avalancha sobre los jotes y correrlos con su arte marcial de cerro perdido, luego vuelve temblorosa y con la voz cortada continua en lo suyo esperando que llamen gritando: ¡Negra! Y ella vuelva a preguntar cuántos, y así de luna a luna todas las noches de la eterna calle en ese pasaje de transacciones ilegales y tan agradable para pendejos como uno; Burgueses estúpidos y consentidos.

La negra me dijo una vez: - Yo me voy a ir de acá, Voy a parar ya.´Toy funá y eso es malo pa mi hija.- (La muñeca sabrosa)Pero me lo dijo hace meses ya.
La negra no se va porque a pesar de su espalda apagada y pesada, a pesar del miedo al allanamiento, la mejicana o los golpes del conviviente; acá la cosa le cunde.

¿Dónde va a trabajar la negra si para de vender?
Yo que la conozco no le daría pega como empleada doméstica y según escuche una vez la negra sabe contar, pero no sabe leer.

La negra María se va a quedar y quiera Dios que no la allanen, quiera Dios que no le hagan una mejicana, quiera Dios que no la apuñalen los jotes o el conviviente ese que sí tiene cara de ser un orgulloso hijo del Demonio.

Jc.

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