
Te pido protección de la lengua
que me maldiga
de la carta que pretenda
arañarme los días y confundir
mis pasos.
Me siento libre.
Desencadenado.
El dedo que me apunta
cante sus razones pero
mis sueños no resientan
en funerales.
Este quiebre tiene el impulso
de un niño, pero la certeza
de la frescura.
No me duermas maldecido
No me entierren con sus lenguas
No amenacen mi existencia
He de volver a los míos
He de volver a mí...
Y te pido que como un
pájaro en el pétalo de
una flor; Liberame.
Jc.
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