
Como una fuente reventando
viniste con tus ojos y
estrellaste la mirada en
mi pecho que rendido se partió/
se infartó con tu presencia y
suplicó muy secretamente que me
invadieras el cuerpo/que te deslizaras
en mis sueños/ que me abrazaras por las
noches para no sentir temor, -Cosa simple-
que susurrases en mi oído cuentos de primavera/
canciones de jardines indómitos...
Tu presencia.
Tu cuerpo que no veo.
Tu olor que desconozco.
Tu pasión dos mil años relatada...
Sálvame gritaron los semitas.
Defiendeme los blancos.
Alimentame los negros.
Pacientame los amarillos.
Y yo quiltro criollo digo:
No me dejes.
Estoy solo.
perdido caminado contra ti
y aun así amandote como los
perros aman; Con ladridos,
aullidos y carreras
cerro arriba/ cerro abajo...
Y el vicio; Me duele.
Me consume.
Me desespera.
Me atormenta.
Me contenta/cinco minutos/
Y la culpa eterna rodea mis días.
Me dueles/me persigue tu rostro/
estás clavado en el madero.
Jc.
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