miércoles, 14 de abril de 2010

Cierre de ciclo


Los días no serán iguales.
Otras cosechas has de celebrar.
Abre esa botella.
Tenemos que brindar.
Esta noche, a pesar de los tormentos
de la memoria que sabemos muerde,
se abrirán las calles al paso de la niebla,
al susurro de las estrellas que conjuran,
al baile de la tierra en sus rondas predilectas;
Esas que dejan al hombre parado a la misma
altura de la mujer.

Toma el vaso.
Bebe.
¿Sientes cómo baja?
Pues de eso se trata.
Esta vez descenderás con la hermana
de la noche. Presentarás tu final en paz.
Cerrarás el ciclo con cordura. Entregarás
el día bajo el sol a Selene.
Ella lo recibirá, lo medirá, lo olerá y al
final del encuentro te dirá si le debes algo
a una de sus hijas.

Bebe otro sorbo.
¿Recuerdas cuando desvivías por una
de sus hijas?
Bueno, ese tiempo se ha acabado.
Y eso celebramos/ En tu brazo izquierdo
yacen tres marcas; Una por la traición, otra
por el fruto doloroso y una última por sanación.
Toda la sangre derramada de tu vena compensa
ante Selene las ofensas del día, las injurias de la noche,
la barbarie del tiempo/ Cierra la boca de la impetuosa
/Tuerce el paso de la guerra interna
/Calma el nervio de la conciencia.

Bebe el último sorbo.

Desde ésta noche eres libre;
La memoria persistirá en su mordida
porque es su naturaleza o al menos la
que a ti te han brindado, por eso mismo;
Tú, niño de ojeras negras, recibe esta humedad
nocturna en los párpados, recibe éste beso cálido.

Bebe otro sorbo, por favor.
Respira.
Relájate.
/ Nada le debes a la hija de Selene.

Jc.

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