
Digamos que si el tiempo corriera como
corre mi sangre cuando estoy en medio
de la aurora, entonces tendría que por respeto
o piedad amarrarte a la muralla. De otra forma
te estrellarías contra la ventana y saldrías volando
directo a la madriguera del zorro; Esa que se esconde
en mis latidos como en el susurro de tu boca cuando
dices sí, cuando dices no, cuando invitas con los ojos
/ Te niegas con las piernas.
La madriguera del zorro sabe cómo corre el tiempo
cuando la aurora besa fríamente mi mejilla, el muy
hijo de puta sabe que duele/ Y por eso le encanta el
latido de mi pecho/ Adora a la muñeca de mis sueños
/ Húmedo me lanza, pero seco me conoce, y por éste motivo
la muñeca se hace eterna en mis noches/ La muñeca mata
La muñeca asfixia/ La muñeca me besa la mitad de la boca/La
muñeca es tan cruel como Dios.
Jc.
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