
En su casa de muñecas y con el cuerpo deambulando
entre montañas de ropa hablaba riendo con su simpatía.
Con sus palabras. Con sus ojos y manos dibujando.
Y yo la miraba. La contemplaba. Me callaba en mis adentros.
Ya no sentía frío ni temor. Solo estaba ahí:
parada en su reino de paz, en su jardín de frutos
dulces y vientre húmedo.-¡cómo explotan las fuentes!- Pensé.
Y pensé en quedarme, en dormir con ella. No la invadiría con
mi cuerpo ni desparpajo. Dormiría ahí. A su lado. Me quedaría
tranquilo. Esperaría morir ahí...Con esa calma. Con ese sosiego.
Te he visto hermosa.
Te he visto viva.
Y te he querido tanto.
Pero se hacía tarde y yo pisé tierra.
-"No se debe desear tanto para poder vivir."-
Te miré. Me despedí, pero qué fue ese chao.
Un presente solo, estoico...
Yo me hubiera quedado ahí...
Perdido en tus cabellos.
Jc.
mmmmmmmmmmmmmmmmmm.....
ResponderEliminarque halago sería que un hombre te dijiera esas cosas.. que romántico Jc!