Calma río mío calma la corriente
de tu sangre y apacigua las furias
del pasado y presente
Calma Padre mío calma tus vestiduras
y no las rompas que los otros están
sedientos y dispuestos
Calma cielo mío calma el color de tu
manto tantas veces sea necesario pues
a todo dar deben los jardines florecer.
Javier Córdova V.
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